
Cuando el amor se va… ¿también se va la paternidad?
junio 9, 2025“Sepárate”.
Esa suele ser la recomendación rápida que recibimos cuando compartimos el cansancio, la frustración o el dolor de nuestra relación. Te lo dicen tus amigas, la terapeuta de TikTok, o incluso esa voz interna que ya no quiere sufrir más.
Pero antes de tomar una decisión definitiva, es importante hacer una pausa. Detenernos y preguntarnos con honestidad: ¿Estoy atravesando una crisis de pareja o estoy frente a una ruptura que ya no se puede evitar?
No es lo mismo una crisis que el final
Todas las relaciones pasan por momentos difíciles. Las crisis son parte natural de los vínculos, en especial cuando atravesamos cambios, duelos, agotamiento emocional o conflictos no resueltos.
Pero una cosa es atravesar un momento de tensión… y otra, muy distinta, es sostener una relación que ya no tiene base emocional, ni respeto, ni proyectos en común.
¿Cómo diferenciarlas?
1. ¿Todavía hay amor y deseo genuino de mejorar?
Si, a pesar del malestar, aún existe afecto, compromiso y ganas de reconstruir el vínculo, es posible que se trate de una crisis. La clave está en la voluntad.
No basta con quedarse “por costumbre” o “por los hijos”. Tampoco con frases como “yo soy así y no pienso cambiar”. Una relación que quiere sobrevivir necesita apertura, escucha y transformación.
2. ¿Se han cruzado los límites del respeto?
Gritarse, manipularse, humillarse o ejercer cualquier forma de violencia no es parte de una “crisis común”.
Cuando en una relación se pierde el respeto, se daña la autoestima, y con ello, se resquebraja la confianza y la dignidad.
Pregúntate: ¿Qué estoy permitiendo que me aleja de mí misma, de mi paz o de mis valores?
Porque una crisis puede doler, pero no debería anularte.
3. ¿Tienen acuerdos reales o solo suposiciones?
Las parejas sanas conversan, acuerdan, se comunican. No viven esperando que el otro adivine lo que necesitan.
Si se castigan con silencios, indiferencia o desprecio, puede que estén atrapados en dinámicas de poder más que en un vínculo nutritivo.
Una relación con futuro se construye en equipo, no en trincheras separadas.
4. ¿Ha ocurrido algo que no puedes perdonar?
Hay heridas que, aunque nos gustaría, no siempre podemos integrar sin rompernos. El perdón no siempre es obligatorio.
Y quedarse no siempre es sinónimo de fortaleza. A veces, el mayor acto de amor propio es aceptar: “Esto no puedo incluirlo en mi vida sin traicionarme”.
Entonces… ¿crisis o ruptura?
- Una crisis se puede atravesar si hay amor, respeto y compromiso mutuo.
- Una ruptura se vuelve necesaria cuando quedarse te duele más que irte. Cuando te pierdes a ti misma por intentar sostener lo insostenible.
Nadie puede tomar esa decisión por ti. Pero sí puedes acompañarte en el proceso. Con claridad, con conciencia y con el acompañamiento adecuado si lo necesitas.
Si estás en ese momento de duda, recuerda:
– No es debilidad pedir ayuda.
– No es egoísmo pensar en ti.
– Y no es fracaso elegir tu bienestar.
Conversemos en terapia.
Con amor,
María Luisa Cuenca
@marilupsico
+54 9 11 2773-8743
marilupsico27@gmail.com