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Las personas criadas en estos entornos suelen sentirse atrapadas entre el amor y la manipulación, la cercanía y la necesidad de aprobación, y muchas veces llegan a la adultez cargando una sensación de vacío, de inadecuación y una percepción de que la felicidad está fuera de su alcance.
Ahora, para saber si tu crianza estuvo marcada por el narcisismo de los padres, lo principal es poder identificar si tu madre, padre o figura de apego principal es o ha sido narcisista.
¿Cómo luce la figura narcisista?
Una figura narcisista no necesariamente es alguien que te haya hecho daño de forma consciente. Las personas con rasgos de narcisismo buscan constantemente satisfacer sus propias necesidades de reconocimiento y validación, lo que las lleva a ignorar o invalidar las emociones y necesidades de los demás, incluida su propia familia.
[Es importante destacar que un diagnóstico formal de narcisismo solo puede realizarlo un profesional, pero sí es posible observar algunos comportamientos y patrones comunes].
Las figuras narcisistas suelen tener una necesidad constante de atención y admiración, y buscan control a través de la manipulación emocional. Es común que estas personas reaccionen de forma defensiva ante cualquier señal de crítica o cuestionamiento, haciendo que quienes están cerca de ellas se sientan culpables por expresar sus propias emociones o por poner límites.
«Si has experimentado que tus opiniones, deseos y necesidades parecían poco importantes o siempre estaban en segundo plano respecto a los deseos de tu figura de apego, es posible que hayas sido criada por alguien con características narcisistas».
En muchas ocasiones, este patrón incluye expectativas de perfección imposibles de alcanzar y críticas frecuentes que dejan una marca profunda en la autoestima.
La invalidación emocional es otro signo claro. Cuando los niños intentan expresar sus emociones y estas son ignoradas, minimizadas o descalificadas, sienten que sus sentimientos no son válidos. En consecuencia, muchas personas que han crecido con figuras narcisistas desarrollan una tendencia a dudar de sus propias percepciones, y sus emociones pueden sentirse como una carga o una fuente de conflicto. Aprender a reconocer y validar tus propias emociones es un primer paso crucial hacia la reconstrucción de tu bienestar emocional y la búsqueda de la felicidad.
El impacto en la vida adulta de haber sido criado en un entorno narcisista puede manifestarse en diversos aspectos, desde dificultades para poner límites hasta una tendencia a elegir relaciones en las que se repite este mismo patrón.
Muchas personas sienten que deben complacer a los demás para ser queridas o, por otro lado, sienten desconfianza constante en las relaciones, creyendo que toda muestra de afecto podría tener intenciones ocultas. Desarrollar la confianza en uno mismo y en los demás se convierte en un verdadero desafío.
Entonces, ¿cómo es posible reconstruirse emocionalmente y aprender a ser feliz después de haber sido criada en estas circunstancias?
Recordar que la felicidad es un proceso personal, y aunque el camino puede no ser fácil, es absolutamente alcanzable. Un aspecto clave es trabajar en la construcción de una relación sana contigo mismo. Esto implica aprender a escucharte, a validar tus emociones y a aceptar que tienes derecho a vivir tus propias experiencias sin buscar la aprobación de otros. La autocompasión es una herramienta fundamental, ya que te permite aceptar tus errores y aprender de ellos sin caer en la autocrítica.
Reconstruir la autoestima, lo cual implica identificar las creencias negativas que hayas adquirido de esa figura narcisista y cuestionarlas. Si creíste que no eras suficiente o que tus logros no tenían valor, comienza a desafiar esa narrativa. Reconoce tus logros, aunque sean pequeños, y aprende a ser tu propia fuente de validación. Puede que al principio esto te resulte extraño o incómodo, pero con el tiempo, comenzarás a sentir una conexión más profunda y genuina contigo misma.
Aprender a poner límites saludables. Esto puede ser difícil, especialmente si estás acostumbrada a priorizar las necesidades de los demás o si temes que poner límites te haga parecer «egoísta». Sin embargo, los límites son fundamentales para mantener relaciones sanas, y cuando aprendes a proteger tu espacio emocional, empiezas a ganar una nueva perspectiva de lo que mereces. Los límites son una forma de autocuidado, una forma de decirte a ti misma que te valoras y que te mereces respeto.
La terapia, que es una herramienta muy valiosa en este proceso de reconstrucción. Un profesional puede ayudarte a profundizar en las experiencias de tu infancia y a entender cómo estas han moldeado tu percepción de ti misma y de los demás. La terapia te brinda un espacio seguro para expresar tus emociones y cuestionar los patrones de pensamiento y comportamiento que has adoptado como mecanismo de defensa. Además, un terapeuta puede enseñarte técnicas para gestionar la ansiedad y la inseguridad que a menudo acompañan el proceso de sanación tras una infancia con una figura narcisista.
Rodearte de personas que te respeten y te valoren por quien eres, no por lo que haces por ellas. El apoyo social es un factor crucial para el bienestar emocional, y es especialmente importante para quienes han sido criados en entornos narcisistas. Cuando encuentras personas que te escuchan y te apoyan sin condiciones, empiezas a experimentar una nueva forma de conexión, libre de manipulación y basada en el respeto mutuo. Es posible que con el tiempo aprendas a reconocer y a elegir mejor tus relaciones, rodeándote de personas que te ayuden a crecer y a sentirte valorada.
Aunque la infancia en un entorno narcisista puede dejar cicatrices, la adultez te ofrece la oportunidad de sanar y de aprender a vivir desde la autenticidad.
«La felicidad no está en la perfección ni en la aprobación de los demás; está en el respeto y el amor que te brindas a ti mismo, en tu capacidad para construir relaciones sanas y en el compromiso de cuidar tu salud mental cada día».
Con tiempo y paciencia, puedes liberarte de los patrones que adquiriste y vivir una vida plena y auténtica, donde el bienestar no sea una expectativa lejana, sino una realidad accesible.
Si quieres trabajar en tu seguridad y autoconocimiento, te invito a dar el primer paso hacia la terapia entrando en contacto conmigo.
Cuentas con mi total apoyo.
Con amor,
María Luisa Cuenca
+54 9 11 2773-8743




