
Por qué ponerle precio a tu tiempo y conocimientos
septiembre 15, 2025
Nuevas formas de (des)vincularse
octubre 7, 2025La envidia es una emoción humana, tan común como incómoda. Aparece cuando miramos a alguien más y sentimos que tiene lo que a nosotros nos falta: éxito, pareja, reconocimiento, belleza, talentos o incluso calma interior.
«Lo curioso es que muchas veces la envidia no habla de la otra persona, sino de nosotros mismos».
Señala un deseo escondido, una aspiración que quizá no nos animamos a reconocer o que hemos dejado olvidada en algún rincón.
El problema no está en sentir envidia, sino en lo que hacemos con ella. Si dejamos que nos consuma, puede convertirse en resentimiento o en una mirada destructiva hacia los demás. Pero si aprendemos a escucharla con honestidad, la envidia se transforma en un espejo que nos muestra lo que anhelamos y nos invita a crecer.
La envidia como brújula
En lugar de preguntarte “¿Por qué esa persona tiene eso y yo no?”, cambia la pregunta por “¿Qué me está mostrando este logro, esta vida, esta actitud, que en el fondo también deseo para mí?”.
Así, la envidia deja de ser un peso y se convierte en brújula. Nos ayuda a identificar lo que queremos, a reconocer las áreas de nuestra vida que necesitan movimiento y a salir de la pasividad.
Inspirarse en lugar de compararse
Cuando admiramos lo que otros han construido, tenemos dos opciones: sentirnos pequeños o inspirarnos.
«La comparación nos atrapa en la idea de que “yo nunca podré”. La inspiración, en cambio, nos dice: “si alguien más pudo, quizá yo también”».
La diferencia está en la mirada. La envidia resta, la inspiración impulsa.
De la emoción a la acción
El paso más poderoso para transformar la envidia es accionar. Si lo que despierta en ti es el deseo de una vida más saludable, comienza con un pequeño hábito. Si es la admiración por alguien que se animó a emprender, atrévete a dar tu primer paso en ese proyecto.
Cada acción, por pequeña que sea, convierte el veneno de la envidia en la energía de la creación.
Recordar nuestro propio valor
No olvides que lo que ves en el otro no anula lo que tú ya eres. Cada persona tiene un camino distinto, con tiempos, recursos y circunstancias únicas. Lo que hoy envidias puede ser justamente lo que mañana otros encuentren inspirador en ti.
La próxima vez que sientas envidia, detente un instante. Pregúntate qué deseo está señalando en ti. Haz de esa incomodidad un motor.
Porque al final, no se trata de querer lo que tiene el otro, sino de aprender a crear lo que te corresponde a ti.
Transformemos lo que sientes y vayamos en busca de lo que realmente anhelas y necesitas cambiar en ti.
Estoy para ti, y juntas podemos encontrar, dentro de ti, eso que tanto has buscado.
Con cariño,
María Luisa Cuenca
@marilupsico
+54 9 11 2773-8743
marilupsico27@gmail.com




