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Muchas personas se animan a dar el paso de consultar con un profesional de la salud mental, lo cual es sumamente positivo. Sin embargo, también es importante dejar en claro qué es —y qué no es— el proceso terapéutico.
Ir a terapia no es simplemente asistir a una charla para sentirse mejor momentáneamente. Tampoco es un recurso rápido que ofrece soluciones inmediatas a problemas complejos.
«La terapia efectiva requiere disposición, compromiso y, sobre todo, una apertura sincera hacia lo incómodo».
Una de las primeras barreras que se presentan al comenzar un proceso terapéutico es la idea de que se puede avanzar sin profundizar.
Algunas personas asisten a terapia pero evitan hablar de lo que realmente les duele, se quedan en lo superficial o incluso intentan que el espacio funcione como una charla amena. Pero la transformación personal no ocurre en la comodidad.
Hacer terapia implica entrar en contacto con aspectos internos que muchas veces hemos evitado por años: emociones reprimidas, pensamientos contradictorios, heridas no resueltas, decisiones difíciles.
Esto no es sencillo. De hecho, puede ser doloroso. Pero también es el único camino hacia una verdadera sanación y crecimiento.
La incomodidad como parte del proceso
Muchas veces, el cambio que buscamos exige cuestionar nuestros propios patrones de comportamiento, nuestras creencias más arraigadas y nuestra manera de vincularnos con los demás. Y eso incomoda.
Por ejemplo, puede ser incómodo admitir que estamos sosteniendo relaciones que ya no nos hacen bien, puede ser incómodo aceptar que necesitamos ayuda o que no tenemos el control sobre todo, puede ser incómodo identificar que hay emociones como la rabia, la tristeza o el miedo que no hemos querido sentir.
Sin embargo, esa incomodidad no es un obstáculo: es una señal de que estamos tocando temas importantes. Lejos de evitarla, el proceso terapéutico invita a atravesarla con acompañamiento profesional, en un espacio seguro y sin juicios.
La terapia no es rápida, pero sí profunda
Otra idea común que puede frustrar a quienes comienzan terapia es esperar cambios inmediatos.
«Es importante entender que la terapia no es una fórmula mágica, y que cada proceso es diferente según la historia, el ritmo y los objetivos de cada persona».
Hay sesiones que se sienten reveladoras, otras que movilizan intensamente, y otras en las que parece que nada sucede. Pero todo forma parte del camino.
La constancia y la disposición a trabajar sobre uno mismo son claves para lograr avances sostenibles y genuinos. Cuanto más auténtica y comprometida sea la participación del paciente, mayor será el impacto del proceso.
¿Estás lista para dar el paso?
Si estás considerando comenzar terapia, mi invitación es que lo hagas con una expectativa realista y con una intención clara: no de agradar, no de aparentar, sino de transformar.
Tener el deseo de cambiar, cuestionarte, sanar y construir una vida más alineada con lo que sentís y necesitás es el primer paso. Y si ese es tu momento, estoy acá para acompañarte.
Puedes agendar una sesión escribiéndome. Será un placer iniciar este camino juntas.
Con amor,
María Luisa Cuenca
@marilupsico
+54 9 11 2773-8743
marilupsico27@gmail.com