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diciembre 23, 2024La paternidad no es algo que se ejerza de manera ocasional o cuando el calendario lo marca. No se trata de aparecer en las festividades con un regalo bajo el brazo, publicar un estado en redes sociales o dedicar una llamada rápida para sentirse menos culpable.
Ser padre es mucho más profundo: es un compromiso continuo que implica atención, crianza, amor y presencia en la vida de los hijos.
El impacto de la ausencia emocional
A lo largo del año, muchos niños crecen sintiendo una ausencia que va más allá de lo físico. No siempre se trata de un padre que vive lejos, sino de uno que, aunque esté cerca, no se involucra en sus vidas.
| Un padre emocionalmente ausente es aquel que no escucha, no comparte tiempo de calidad, y que reduce su rol a la provisión económica o a momentos puntuales de contacto. |
Para un niño, esta falta de presencia emocional puede ser devastadora. Crecen con preguntas que nunca se resuelven: “¿Por qué no soy importante para él?”, “¿Qué hice mal para que no esté conmigo?”. Estas dudas generan inseguridades profundas que afectan su autoestima y su capacidad de confiar en los demás.
La paternidad no puede ser una relación unilateral. No es justo para un niño recibir migajas de atención cuando necesita un refugio, una guía y un apoyo constante. Ser padre es estar ahí en los momentos buenos y malos, en los días corrientes y en las ocasiones especiales.
La verdadera paternidad: más allá de los gestos materiales
Un padre presente no es aquel que se acuerda de sus hijos en diciembre, sino el que los acompaña durante todo el año. Ser padre es mucho más que proveer o cumplir con lo básico, es participar activamente en su vida, celebrar sus logros, ayudarles a superar sus miedos y, sobre todo, darles amor incondicional.
Esto significa:
- Escuchar a los hijos, incluso cuando hablan de cosas que parecen triviales.
- Estar disponible, no solo físicamente, sino emocionalmente.
- Conocer sus gustos, intereses, preocupaciones y sueños.
- Enseñarles con el ejemplo, demostrando valores como el respeto, la empatía y la responsabilidad.
Los niños no recordarán cuánto costó el regalo que recibieron en Navidad, pero sí recordarán quién estuvo ahí para ellos cuando lo necesitaron.
El error de intentar compensar con gestos temporales
Las festividades a menudo se convierten en un momento de reflexión para aquellos padres que han estado ausentes durante el año. Aparecen con un juguete costoso o con un gesto grandioso, pensando que eso compensará los meses de ausencia.
| La verdad: ningún regalo, por caro o brillante que sea, puede llenar el vacío de un abrazo que no se dio, de una conversación que nunca ocurrió o de un consejo que jamás llegó. |
Los hijos no necesitan gestos materiales; necesitan sentirse valorados y amados de manera constante. Los recuerdos más significativos no se crean en las tiendas, sino en los momentos compartidos: en un juego de mesa, en una salida al parque, o simplemente en el tiempo dedicado a escucharlos.
Si eres un padre que se ha mantenido al margen de la vida de tus hijos, las festividades pueden ser una oportunidad para reflexionar y cambiar. Es importante reconocer los errores, no desde la culpa paralizante, sino desde el deseo genuino de ser mejor. No se trata de hacerlo perfecto, sino de comprometerte a estar presente a partir de ahora.
Habla con tus hijos, no solo para pedir perdón, sino para entenderlos y conocerlos. Escucha sus necesidades, sus historias, y empieza a construir una relación basada en el respeto mutuo y el amor sincero.
La paternidad no tiene fechas especiales
Ser padre no es algo que se encienda y apague según la temporada. Es un trabajo continuo, una relación que se fortalece día a día con actos pequeños pero significativos.
Ser padre es dar amor y guía, incluso cuando es incómodo o desafiante.
Recuerda: el mejor regalo que puedes darles a tus hijos no es algo material, sino tu tiempo, tu atención y tu amor. Haz que tu paternidad sea un compromiso real, no solo una ilusión de temporada.
Con cariño,
María Luisa Cuenca
+54 9 11 2773-8743




